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La magia de la navidad es la magia de las personas

         Mientras pensaba sobre mi padre y nuestras relaciones me han enido a la cabeza otros recuerdos de mi infancia. Entre ellos tengo uno de la celebración que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén. No sé cuántos años tenía entonces pero todavía vivíamos en Fuendetodos. Este invierno el pueblo estaba sorprendemente cubierto por la nieve, gracias a eso se sentía mejor el ambiente de la Navidad.
           Las preparaciones para esos d
ías empezaron mucho más temprano que otros d
ías. Cada una de las mujeres cocinaba las comidas tipicas de Navidad. En Aragón la tradición dictaba que había que comer cardo con salsa y cordero asado. Una de las principales ventajas de ese primer plato es que está mejor de un día para otro ya que los ingredientes se van cogiendo cariño y son más sabrosos. Como es mi plato favorito tenía que poner mucha fuerza de voluntad para aguantarme y no comerlo hasta la noche del día 24 de diciembre. Además de los platos mi madre siempre preparaba dos tipos de postres: turrones y mazapanes.
          
Con mis hermanos golpeamos el tronco
         Una de las causas por las cuales esa ‘fiesta’ se me ha quedado grabada para siempre en mi memoria es el leño de Navidad. Ese año era suficientemente mayor para participar en la tala del tronco con mis hermanos mayores. Después del paseo al bosque adornamos el tronco con algunas plantas siempre verdes y velas y lo colocábamos en un lugar de honor del hogar.
           La Nochebuena era el único día de todo el año en el que se reunía la familia en un sentido más amplio. En la casa que pertenecía a la familia de mi madre, junto a la mesa se sentaban no solo mis padres, mis hermanos y yo, sino también mis abuelos maternos y una de mis tías. Todos se pon
ían las mejores trajes, y se sacaba la mejor vajilla. Mi padre encendía  el tronco en el fogaril y empezabamos a comer. Después de la cena todos, sin importar el talento, cantaban villancicos, entre otros, aquel que trata sobre un lobo y que era el que a mí   me gustaba  más:

“Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guardó el lobo
de nuestra cordera.
El lobo rabioso
La quiso morder,
Mas Dios poderoso
La supo defender,
Quizole hazer que
No pudiesse pecar,
Ni aun original
Esta virgen no tuviera.
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.”

             
           En Fuendetodos en Nochebuena también se celebra la "Misa del Gallo". Según la tradición, este animal fue el primero en presenciar el nacimiento de Jesús y anunciarlo al mundo. Era habitual que los miembros de la familia asistieran juntos a esta misa de medianoche. Después de la visita a iglesia, todos se ponían alrededor del tronco y la persona más vieja lo bendecía así:
 
“Buen tizón, buen varón,
buena casa, buena brasa.
 Dios bendiga los bienes de esta casa
 y a los que en ella son.”

           ¡Qué maravillosas fueron estas Navidades! Es una pena que Javier no tenga recuerdos similares... Cuando mi hijo era pequeño, yo era famoso y estaba muy ocupado, por eso no tenía mucho tiempo para mi familia. No recuerdo mucho de la infancia de Javier, ni su primera palabra, ni sus primeros pasos... ¿ Fui un mal padre? ¿ Cómo pueden mejorar nuestras relaciones? Si esto todavía es posible ...