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Giambattista Tiépolo y la glorificación de la monarquía

           José me introdujo al entorno artistico. Pase momentos muy alegres junto a los hermanos Giandomenico y Lorenzo los hijos de Giambattista Tiépolo. Aunque ellos eran casi diez años mayores eramos muy buenos compañeros y teníamos muchos temas para hablar. Me interesaba todo sobre Italia y también sobre El Palacio Real. Ellos me prometieron? que un día podríamos ver sus padre trabajando allá. 

           Recuerdo ese día muy bien..Llegando al palacio me encontré de repente con una visión maravillosa. Sobre la verde alfombra de los jardines, apareció, sólida, la fachada oeste del Palacio Real. El verde de los jardines   y  el azul del cielo subrayaron el tono blanquecino de los muros del palacio, construidos con granito y piedra blanca de Colmenar.

Palacio Real         
             La visita al palacio empezó del Salón de Alabarderos, una de las salas que muestra más riqueza. Gian Battista Tiépolo en los muros realizó varias pinturas de carácter mitológico: representación de Eneas según el texto de Virgilio. La siguiente estancia era el Salón de las Columnas, con magníficos tapices y una excelente bóveda pintada por Giaquinto, devocionado a Apollo. El sol anima a las fuerzas de la naturaleza.

           Finalmente llegamos al Salón del Trono donde aquel día trabajaba el padre de mis compañeros. Aunque los frescos no estaban terminados, ya se veía que esto iba a ser una obra realmente espectacular.
Era una composición aparentemente sin orden ni conexión en la que se juntaba una multitud de elementos.No solo esto era característico de su autor además sus innovadoras perspectivas, que dejan a los personajes flotando sobre nuestras cabezas. Se consiguió un ilusionismo visual  de enorme efectismo porque pareciera que los muros se abren hacia el cielo en un tunnel, que maravilla a los ojos. Pero eso no es todo en Tiépolo. Hay que mencionar también sus otras características como la intensidad de los colores venecianos y el brillo parecido al cristal y por el ultimo el único tratamiento de la luz.

El fragmento del techo en Salón del Trono

            Tiépolo hizo un descanso para mostrarme sus bosquejos y contarme de la obra y su simbolismo. En el centro se situaba el trono español protegido por Apolo y Minerva, así como por representaciones de las Virtudes. La representación de monarca era rodeado de símbolos de las distintas regiones de la Península, las bellezas oceánicas, indios de América, la gente de pueblo, animales exóticos, conquistadores, etc. El objetivo de todo el fresco era la glorificación de la monarquía y del soberano. No se si alguien podía hacerlo en la manera más espectacular que ese pintor veneciano.

         En el Palacio Real encontré la inspiración que buscaba por tanto tiempo. Tiépolo influyó en mi percepción de los colores, perspectivas y mis futuras obras.

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