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Diario de Goya


      Dejando Madrid, desde la ventana de mi carruaje admiraba el cielo. Aquella puesta del sol era milagrosa. Si hubiera tenido la oportunidad entonces, hubiera pintado un cuadro maravilloso. Pero durante el viaje eso era imposible. A cambio tenía un montón de tiempo para reflexionar sobre mi futuro. Pensaba si un día regresaría a la capital de mi patria o la abandonaría para siempre, si alguien me echaría de menos, si Josefa se casaría con otro hombre... Para todos aquella tarde no era nada especial, pero para mí era un momento crucial. Dentro de unas semanas mi vida cambiaría mucho. Por primera vez saldría de España y me iría al país de Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael... No podía creer que había decidido hacer este viaje. A pesar de que me alegraba mucho esa próxima aventura, estaba  también un poco preocupado. No sabía italiano, no tenía mucho dinero y todavía tampoco había elegido el propósito exacto de mi viaje...          
      Cuando interior del carruaje estaba illuminado sólo por los últimos rayos del sol, decidí hacer una cosa. Los meses anteriores, habían pasado tan rápido que no había podido recordarlos todos. Por eso tomé la decisión de que desde ese momento iba a empezar a escribir un diario. el Diario de Goya...


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