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La juventud es una época de cambios rápidos


            No veía otra manera de solucionar mis problemas que irme de Zaragoza. Entre los pintores se hablaba mucho de un concurso de pintura convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Lo ví como una gran posibilidad de desarrollo artístico y de lograr reconocimiento y prestigio.            Algunos de los pintores jóvenes con los que compartí el primer maestro, José Luzán ya se habían ido a Madrid. Lo aproveché y entablé contacto con mi coetáneo José Boratón. En una carta le dije que iba a Madrid y necesitaba un lugar para quedarme algunos días hasta que no encontrara algo. Desgraciadamente no podía esperar a su respuesta a causa de mis conflictos con unos tipos sospechosos. Informé a mi maestro de mis planes repentinos. El teniendo en cuenta mi carácter y comportamiento no se sorprendió pero tampoco estaba contento. En aquel tiempo lo dejaron algunos estudiantes talentosos así que antes de mi viaje me propuso que sí quería podía regresar a su Academia. Estaba tan seguro de mis capacidades que le rechacé poco amigablemente.
           Esperaba al viaje a Madrid - la capital de España y el centro de la vida artística del país. Allí trabajaban pintores de diferentes países de Europa, para que les enseñaran los mejores maestros y llegaban  pintores jóvenes, que como yo querían ampliar conocimientos y perfeccionarse. Recordé que tenía muchas esperanzas depositadas en Madrid. 

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