Son las 3 de la noche pero no puedo dormir. Mi cabeza está llena de pensamientos y recuerdos. A veces, cuando cerraba los ojos, veía un paisaje muy bonito y estaba seguro que eso no era el producto de mi imaginación sino algo conocido, algo que había visto antes, pero no sabía exactamente qué. Hace un momento he terminado a dibujar este paisaje. Al principio no sabía cuál sería el final de mi trabajo, pero ahora, cuando estoy viendo mi obra, no tengo dudas que es mi visión de Fuendetodos, mi querida aldea, donde todo había empezado.
Recuerdo esas primaveras, que venían a Fuendetodos cada año, cuando todo se despertaba a la vida. Cada día se podía ver como la hierba verdeaba, los árboles desarrollaban primeras las hojas, aparecían flores multicolores y los pajaritos empezaban a construir sus nidos. El mundo se hacía más verde y hermoso. Después del invierno todo eso aparentaba un país de maravillas. Mirar a la gente que era feliz y contenta me daba mucha alegría. En esa temporada del año, también los cultivadores empezaron los primeros trabajos agrícolas. Me gustaba pasar tiempo en el campo y observar a mis amigos durante su trabajo y ayudarlos. Cuando tenía un momento libre, me sentaba en uno de los sacos con grano y dibujaba en la arena...
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