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Primer éxito gracias a Aníbal

Taddeo repetía que el verdadero artista tenía que dedicarse sólo al arte. Por eso lo hice. Mi trabajo valió la pena. En 1771 participé en un concurso convocado por la Academia de Bellas Artes de Parma. Me ajusté  con precisión a las detalladas condiciones propuestas por la Academia, que incluían el título: “Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes” y otros detalles:
“'Deberá verse a Aníbal dispuesto de tal modo que, alzándose la visera del casco y volviéndose hacia un genio, que lo toma de la mano, señale a lo lejos los bellos campos de la Italia sometida, y en sus ojos y en todo su rostro debe reflejarse el interno gozo y la noble confianza en sus cercanas victorias”'
En efecto, el cuadro presenta a Aníbal en una pose en movimiento, quien gira el cuerpo hacia un ángel que le señala el paisaje italiano. En esta obra muestra finalmente me olvidé de las convencionales composiciones aprendidas de José Luzán y de las colores tardo barros. Arriesgué y me inspiré en los modelos clasicistas, y usé tonos pasteles, rosados, suaves azules y grises.
“Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes”

Mi obra ganó el segundo puesto pero del jurado obtuve un mensaje especial, en el que me dijeron que me faltaba el realismo en el colorido y el detalle. Yo estoy muy contento con el resultado de mi trabajo y no cambiaría nada. A pesar de todo gracias a ese concurso volví a España como un pintor distinguido en Italia y obtuve nuevas proposiciones de trabajo. 

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