tło

Una frase para decir adiós.

      Habíamos pasado cinco meses repasando la vida de Francisco de Goya, pero hoy tenemos que separarnos de “nuestro” pintor , uno de los tres mejores de España. Esperamos que os haya gustado nuestro blog, tanto como a nosotros nos ha gustado escribirlo. Gracias a este proyecto hemos tenido una oportunidad fantástica para enterarnos mucho más sobre la pintura española y la vida en España en aquellos tiempos. Tanto nos han inspirado las obras de Goya que hemos decidido pintar nuestras interpretaciones de sus pinturas. ¿Podéis adivinar sus títulos?

Dibujo de Kasia G.

Dibujo de Patrycja

Dibujo de Kasia N.


Nosotros ;)        
Kasia N.            Kasia G.          Patrycja,          Norbert

Esto es todo, muchas gracias por la atención. ¡Adiós!

15 de abril 1828


La lechera de Burdeos
         
        Cuando me mudé a Burdeos, pasaba mucho tiempo con Leocadia. Ibamos al circo para practicar mi taller artístico. Esbozaba los acróbatas que se vestían con trajes muy ingeniosos y también muy ceñidos. Las visitas en el circo y el tiempo que pasaba allí eran para mí muy agradables, podía olvidar la realidad y privarme de cualquier recuerdo horrible. Muchas de las obras que he pintado en las últimas semanas son sólo bocetos y líneas que están en mi cabeza. Tenía ideas para terminarlas, pero me faltaba fuerza. Mi última obra es “La lechera de Burdeos” . Gracias a los recuerdos de mi juventud, he podido trasladar mis sentimientos a la hoja de papel y pintar la mujer – la lechera. La muchacha es muy hermosa y joven, de rasgos fisonómicos muy delicados y gráciles. Parece que la lechera está pensando en algo agradable o simplemente está soñando. El trabajo de esta obra me costó mucho. Estoy orgulloso de que, a pesar de mi enfermedad, tenga ganas de coger el pincel y dar vida a mis ideas... Mi voz no me obedece. Mi mano tampoco... Siento que mi tiempo en ese mundo se termina.... Mi vida...

...

       El año 1792 fue el más importante  en mi vida. Fue el tiempo pasé en la frontera entre la vida y la muerte. Estaba enfermo y tenía que luchar con muchas aflicciones. Por suerte gané esa batalla y fui capaz de pintar otra vez. Pronto me convencí de que todo iba a cambiar. Me quedé sordo. Para mí, un artista, esa noticia fue como una sentencia. Para ensañar el mundo en mis pinturas necesitaba todos los sentidos. Desgraciadamente después la cosa fue a peor y peor.  La pesadilla empezó en el año 1808 cuando los ejércitos de Napoleón llegaron a España. Podía ver con mis propios ojos los desastres de la guerra. La sangre, el dolor, las lágrimas, todo lo observé en las calles de Madrid. Mis sentimientos e impotencia ante tal  barbaridad intentaba llevarla a la tela. Pinté una serie de pinturas - “Los desastres de la guerra”. Todo lo que había amado entonces no tenía valor. Aunque la guerra terminó, yo no podía olvidar lo que había visto. Desde entonces abrí los ojos. Pero lo que veía no tenía nada que ver con el mundo que había conocido. Trabajando en la corte vivía como en una jaula de oro, lejos de los problemas. España era un país verdadero, un país de campesinos, herreros y carpinteros, ya no había colores, olores ni sabores. Desde ese momento mis pinturas reflejaban el mundo con todos sus imperfecciones.
            En ese periodo tenía  en un conflicto con la Inquisición. Me daba asco la hipocresía del clero. Ellos deberían que ser ejemplo para millones de personas que creían en sus infalibilidades. Pero la verdad era diferente. Los curas usaban a la gente sin educación para enriquecerse. Yo  no lo entendía y no  quería aceptar esa situación. Pero sabía que criticar a la Iglesia podía terminar trágicamente. En mis pinturas intentaba  llamar la atención a la sociedad sobre el problema de la educación y la religión. 


Dos viejos comiendo sopa,


Creía que algún día todos seríamos iguales. Sin diferencias entre los ricos y los que no tenían dinero.La Inquisición quería  librarse de mí. Tuve que dar explicaciones sobre las circunstancias en que había pintado dos de mis obras: “La Maja desnuda” y “La Maja vestida”. Como  no quería decir la vedad tuve que huir de mí tierra natal. 




Maja desnuda
Maja vestida


Es verdad que en mi vida he cometido muchos errores, pero si alguien me pregunta si me siento feliz, la respuesta será que sí. Me siento un artista completo. Aunque no repetiría algunas mis decisiones , estoy satisfecho con mi carrera artística. Ahora, en estos momentos más difíciles, cerca de mí hay personas que quiero muchísimo. Eso es  la mejor prueba que confirme que soy feliz.

El matrimonio es como la muerte: pocos llegan a él suficientemente preparados.

Josefa
Últimamente como no me siento muy bien, casi todo el tiempo lo paso en la cama. El médico me mandó que evitara cualquier esfuerzo. Hoy las mujeres habían tenido que arreglar algunas cosas y habían ido a la ciudad, por eso Javier me ha acompañado. Ya que se acerca el 16 aniversario de la muerte de mi mujer y su madre,  Josefa Bayeu, hemos hablado mucho de ella y de los momentos más felices que pasamos con ella. Mi hijo me ha preguntado si la había amado. Le dije que sí, pero ahora no estoy seguro de si esto era el amor verdadero. Cuando nos casamos éramos bastante jóvenes e inexpertos. Me fascinaba el nuevo mundo de la aristocracia al que entré gracias a los hermanos de Josefa, los célebres pintores Ramón y Francisco, cuyo apoyo, especialmente el de este último, fue significativo en los primeros años de mi carrera artística. No quiero decir que me casé para garantizarme una buena situación material y posibilidades del desarrollo. Cedí a su encanto pero no nos unía una relación muy fuerte ni la pasión. Nuestros sentimientos resultaron ser insuficientes para sobrellevar todos los problemas. Sufríamos mucho con tantas pruebas para tener un hijo, ya que muchas terminaron en fracaso. Cuatro de nuestros hijos murieron justo después del parto.
Como joven artista en una ciudad extraña necesitaba apoyo en los momentos difíciles de mi vida. Por eso, tanto más me quedé defraudado con uno de los hermanos de Josefa, mi maestro anterior. Aunque ahora me imagino que elegir entre la familia y el marido es una decisión difícil pero entonces como era infantil e impetuoso me daba mucha pena que Josefa hubiera elegido a su hermano.
Desde entonces nuestra relación se debilitó y no sabíamos como repararlo. Nuestro matrimonio empezó a ser solo una ficción para guardar las apariencias en la sociedad.

Exegi monumentum..

Este mañana la he pasado hablando con  Rosario. No me imaginaba que esta chica fuese tan inteligente e ingeniosa. En sus ojos se puede notar que tiene pasión y un fervor especial...se puede notar una artista. Ella me ha preguntado si soy feliz, si ahora, después de ochenta años, pienso que soy un artista satisfecho. ¿Y cuál es la respuesta? ¿Soy feliz?

Mi vida ha sido como un río que da muchas vueltas. En una primera etapa de mi vida artística fui un joven perdido en  el mundo de los pintores famosos. Me emborraché muchas veces, no controlé mis emociones y luego me metía en líos. Aunque en ese tiempo cometí muchos errores, también tuve muchas posibilidades de aprender diferentes técnicas de pintar. Mi vida cambió totalmente cuando regresé de mi viaje a Italia. Me casé con mi primer amor, Josefa. Entendí que era  importante en mi vida. Por fin era capaz seguir pintando. En el año 1774 pinté  un ciclo de obras pictóricas realizadas al fresco - Las pinturas de la Cartuja de la Aula Dei. 

La Cartuja de Aula Dei
Peñaflor - Zaragoza

Luego mi cuñado me contrató en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Trabajaba mucho y después de tres años me convertí en un hombre adinerado. Durante ese tiempo creé cuatros series de cartones para tapices. 

El quitasol,(1777)



Perros y útiles de caza, (1775)


Mi vida era como un sueño, todo era perfecto. En el año 1780 mi candidatura para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando fue aceptada. ¿Podía ir mejor? No quería confiar cuando el hermano del rey Carlos III  me encargó pintar a su familia. Con ese evento empezó mi aventura en la corte. Los palacios, viajes, recepciones, por fin me sentí como un hombre de éxito. Después de tres años el rey me pidió pintar a su familia. Para mí esto era un desafío muy importante. Pinté a la familia de Carlos IV con muchos detalles, poniendo mi propio estilo.



La familia de Carlos IV, 1800.

Me fascinaba con unas posibilidades infinitas y con una vida sin problemas u obligaciones. No notaba que el mundo de los nobles era de verdad...
Estoy muy cansado...tengo que relajarme un poco... sé que no tengo mucho tiempo y por eso  quiero terminar de escribir historia de mi vida.

Quinta del Sordo

El coloso, 1808- 1810
Después de la guerra entre Francia y España durante mucho tiempo no podía encontrar un lugar para mí mismo. En mis sueños veía las caras de la gente que esperaba para ser fusilada; en mis oídos sonaban los disparos de las armas que se mezclaban con el llanto de niños y gritos de mujeres. No entendía como la gente podía hacer cosas tan terribles. Empezaba a creer que el mundo estaba gobernado no por los seres humanos sino por los animales salvajes y locos o los monstruos de las pesadillas. En este período evitaba a la gente, me parecía que no los entendía.
 Tampoco podía pasar tiempo en Madrid ni en la Corte. Me sacaban de quicio las calles y las plazas porque me recordaban los acontecimientos de 1808. Como no podía vivir en la gran ciudad, me mudé a Moncloa. Me instalé en una pequeña casa. Los campesinos de este lugar llamaban a mi casa “Quinta del Sordo”, por supuesto a causa de mi enfermedad que en aquel momento era total. Vivía allí solo, había decidido que Rosario se quedara en la capital porque Lea era muy pequeña.  Ahora pienso que durante mi estancia en Moncloa me comportaba como un loco. Este período fue muy oscuro, en mi cabeza luchaban un gran montón de pensamientos y recuerdos, que no podía expresar en una hoja de papel, necesitaba algo más grande, algo más espectacular. Empecé a pintar en las paredes de mi casa. Al principio pensaba que crearía sólo dos o tres obras, pero cuando terminé mi trabajo, incluso no podía encontrar una pared sin mis pinturas.


Quinta del Sordo

         
     No había mucha gente que viera mi creación, pero para ese pequeño grupo todo eso era oscuro, espantoso y raro. Ellos no entendían que esa era la manera en que yo veía el mundo, no entendían la forma de mi arte. Tenía que hacer todo eso para calmar mi alma, purificar mi ingenio y dejar mi pasado...

La romería de San Isidro

         
     Ahora “Quinta del Sordo” está cerrada y nadie puede ver las pinturas de las paredes. Es interesante que puede pensar la gente cuando vean u oigan algo sobre ellas... ¿ Goya era un viejo loco?

¿Como sería la vida del hombre sin la mujer?

Últimamente dedicaba mucho tiempo al pasado, y en mi diario sólo mencioné el regreso de Leocadia y Rosario, nada más. Como no quería estropearles el viaje no les dije nada sobre mi mal estado. Pero hay cosas de las que una mujer se da más cuenta que un hombre.
Me sentía bastante bien cuando Lea me vio, pero sabía que no todo estaba bien. Preguntó por mi estado a Javier y al médico. Aunque nadie me lo decía, yo sé que no estoy bien, y ahora lo sabe Leocadia, aunque ella tampoco quiere decirme toda la verdad.
Para saber lo que una mujer dice o piensa realmente hay que mirarla, no escucharla. Podía ver como los ojos de Rosario y Leocadia habían perdido su brillo, y ambas, en vez de alegrarse de su regreso, estaban tristes y preocupadas por mí.
Desde el momento en que les dije que la preocupación y la tristeza de sus ojos no me ayudaban, pude ver como sus sonrisas eliminaban mis visiones oscuras y pesimistas.
Lo que quiero hacer ahora es disfrutar de la presencia de todos mis familiares juntos. Me sentí muy aliviado de que no sólo volvieran Rosario y Manolo, sino también Leocadia y Javier.
Espero que cuando las dos mujeres más importantes de mi vida regresen a Burdeos ya me encuentre mejor. La presencia y el cuidado de una mujer es el más eficaz de todos los medicamentos.
Leocadia y Rosario

Primer éxito gracias a Aníbal

Taddeo repetía que el verdadero artista tenía que dedicarse sólo al arte. Por eso lo hice. Mi trabajo valió la pena. En 1771 participé en un concurso convocado por la Academia de Bellas Artes de Parma. Me ajusté  con precisión a las detalladas condiciones propuestas por la Academia, que incluían el título: “Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes” y otros detalles:
“'Deberá verse a Aníbal dispuesto de tal modo que, alzándose la visera del casco y volviéndose hacia un genio, que lo toma de la mano, señale a lo lejos los bellos campos de la Italia sometida, y en sus ojos y en todo su rostro debe reflejarse el interno gozo y la noble confianza en sus cercanas victorias”'
En efecto, el cuadro presenta a Aníbal en una pose en movimiento, quien gira el cuerpo hacia un ángel que le señala el paisaje italiano. En esta obra muestra finalmente me olvidé de las convencionales composiciones aprendidas de José Luzán y de las colores tardo barros. Arriesgué y me inspiré en los modelos clasicistas, y usé tonos pasteles, rosados, suaves azules y grises.
“Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes”

Mi obra ganó el segundo puesto pero del jurado obtuve un mensaje especial, en el que me dijeron que me faltaba el realismo en el colorido y el detalle. Yo estoy muy contento con el resultado de mi trabajo y no cambiaría nada. A pesar de todo gracias a ese concurso volví a España como un pintor distinguido en Italia y obtuve nuevas proposiciones de trabajo. 

Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.

Si recuerdo bien, en las páginas perdidas estaban mis memorias del viaje en barco, de todo mi viaje marítimo y mi visita a Italia. Todo el año 1770 lo pasé en grandes ciudades Italianas Visité Nápoles, Milán y Bolonia, pero la mayoría del tiempo transcurrío en Roma. Cada día empezaba con una taza de café en una cafetería pequeña, que estaba situada cerca de La Fontana de Trevi. Paseaba todo el día y visitaba los más importantes monumentos en Roma. Quería ver los antiguos edificios: el Coliseo, el Foro romano, las catacumbas de Roma... Por supuesto no podía perder la oportunidad y no ir al Vaticano. No tuve la posibilidad para ver al Papa, pero pude visitar la Basilica de San Pedro. Admiré el interior y el aspecto exterior de la basilica. La Columnata de Bernini me encantó. Aunque mis compañeros me abandonaron, no podía quejarme de la falta de compañia. Conocí una mujer joven y guapa, que se llamaba Sofia. Tenía 18 años, pero parecía una persona más adulta. La primera vez cuando la vi , estaba sentada con sus amigas en las Escaleras Españolas. Los rayos del sol bailaban en su pelo dorado, sus ojos brillaban como las estrellas y su boca era como los pétalos de rosa. Vencí la timidez y la invité a un restaurante. Desde ese momento Sofia fue mi guía por la ciudad y en mi vida sexual. Nuestra aventura duró hasta próximo año, cuando entré a la Academia de Bellas Artes en Parma.

Escaleras Españolas

Verdadero maestro


Mis viajes por Italia no fueron sólo de descanso y de juego, pero también de trabajo muy duro. Tuve suerte y pude desarrollarme en las mejores academias en Roma. Mi objetivo era muy simple: alcanzar un conocimiento profundo del arte. Era muy determinado y sabía exactamente lo que quería lograr.
Ahora, con certeza puedo decir que mi mejor mentor y el gran maestro fue un polaco Tadeusz Kuntze-Konicz, conocido en Italia como Taddeo Pollacco. El notó mi entusiasmo por el trabajo y quizá mi potencial para ser un gran artista. Aunque era mi maestro muchas veces me dijo que el arte no podía enseñarse y el que creía que podía hacerlo iba a ser un mal profesor. Ahora se que un buen maestro es aquél que se piensa a si mismo no como un maestro, sino simplemente como un artista. Del mismo modo, un buen estudiante es el que no se ve a sí mismo como  estudiante sino como un artista. Todo lo que hay y puede haber entre un profesor de arte y un estudiante de arte, es simplemente una conversación - un espontáneo intercambio de ideas, conocimientos y experiencias - y esto ya es suficiente. Taddeo no tenía un deseo de transformarme, de formar o dirigir mi práctica, entonces no quería dominarme. Advertí a Rosario que si un estudiante cree que un tutor puede decirle qué está bien o qué está mal, qué decisión tomar, a quién mirar, a quién leer, etc; solamente va a terminar más confundido, pues se dedicaría únicamente a satisfacer los deseos de alguien más que su propio. Además de enseñarme todo esto, Taddeo me contaba mucho acerca su patria: Polonia. Me arrepiento de no haber tenido la posibilidad de visitar ese país, porque según sus cuentos, es un lugar maravilloso y tan diferente de España. No sabía por qué yo era el único que tenía tan buenas relaciones con el maestro. Me sentí muy exaltado, pero también sabía que Taddeo esperaba la dedicación y la entrega por parte mía.

Taddeo Polacco

Una oja de mi diario


¡Qué barbaridad! Alquien arrancó unas páginas de mi diario. Sólo quedaron primeras dos ojas. Una de ellas había escrito durante el viaje, en ciudad Cuenca:

Diario de Goya


      Dejando Madrid, desde la ventana de mi carruaje admiraba el cielo. Aquella puesta del sol era milagrosa. Si hubiera tenido la oportunidad entonces, hubiera pintado un cuadro maravilloso. Pero durante el viaje eso era imposible. A cambio tenía un montón de tiempo para reflexionar sobre mi futuro. Pensaba si un día regresaría a la capital de mi patria o la abandonaría para siempre, si alguien me echaría de menos, si Josefa se casaría con otro hombre... Para todos aquella tarde no era nada especial, pero para mí era un momento crucial. Dentro de unas semanas mi vida cambiaría mucho. Por primera vez saldría de España y me iría al país de Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael... No podía creer que había decidido hacer este viaje. A pesar de que me alegraba mucho esa próxima aventura, estaba  también un poco preocupado. No sabía italiano, no tenía mucho dinero y todavía tampoco había elegido el propósito exacto de mi viaje...          
      Cuando interior del carruaje estaba illuminado sólo por los últimos rayos del sol, decidí hacer una cosa. Los meses anteriores, habían pasado tan rápido que no había podido recordarlos todos. Por eso tomé la decisión de que desde ese momento iba a empezar a escribir un diario. el Diario de Goya...


La música- alimento del espirítu

Después de dos derrotas no podía encontrar la tranquilidad. No estaba seguro quién era de verdad. Dudaba si mi destino era ser pintor. Vagaba por la ciudad no sabiendo qué hacer. Pero inesperadamente encontré un remedio para mi abatimiento. La música resultó ser la respuesta a todo lo que necesitaba en ese tiempo.
Una vez cuando, como siempre, regresaba a casa un poco borracho, oí un hombre gritando mi nombre. Ramón Bayeu, el que hace algunos meses me quitó la posibilidad de estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, me preguntó si quería acompañarle en un concierto. Acepté su invitación y, como vi después, eso fue la mejor decisión. Ese día el huesped de honor fue Antonio Soler y Ramos, un compositor muy famoso y el profesor de música de la Familia Real.Cuando escuché las primeros notas de su “Sonata LXXXIV” estaba en el séptimo cielo.



          En la música encontré la última parte de mi alma. Desde ese momento decidí terminar con el estancamiento. Intenté no beber alcohol y concentrar la atención en mi talento. ¡La vida es tan corta que no podemos desperdicar ningún minuto!

Ingresé en la escuela de pintura dirigida por Francisco Bayeu. Sabía que en ese lugar no iba a encontrar muchas inspiraciones pero por lo menos podía ejercitar mi competencias técnicas de la pintura. Además, gracias a mi amigo Ramón Bayeu, tuve la oportunidad de conocer métodos de pintar conocidos en todo el mundo y encontrar maestros del arte. Participé en la vida de la flor y nata de la sociedad. Veía dramas y escuchaba conciertos de artistas muy populares en toda Europa. Aunque tenía todo eso no me sentía totalmente feliz. Me faltaba alqo, algo que no podía explicar. Y en ese momento la encontré a ella, un ángel y una coqueta seductora en la mísma persona. Josefa Bayeu, la primera mujer que habitó en mi corazón. Aunque a  primera vista sabía que esa mujer era perfecta para mí, en ese momento mi posición social era demasiado baja. Decidí trabajar con perseverancia para algún día merecer a esa mujer.


Josefa Bayeu




El trabajo me absorbía mucho. Cada día copiaba obras de arte de la antigüedad. Todo podía parecer perfecto pero sentía que ese aburrimiento mataba mi alma. ¿Que podía hacer? ¿Dónde buscar mi destino? Pensaba que la única solución a esa situación era viajar a Italia, la capital y una fuente original del arte. Y por eso en el aňo 1770 estaba preparado para el viaje de mi vida, un viaje al interior de mi alma.

Cuando un talento pierde la batalla con conexiones familiares

          No podía creer en mi suerte.... Tenía 17 años y estaba en Madrid- la capital de la vida cultural en España. Esa ciudad lo tenía todo, todo lo que podía querer un artista joven que empezaba su aventura en el mundo de la pintura.
           Aparte de admirar lugares y monumentos tan fantásticos  que después de 60 años todavía recuerdo con mucho detalle, tuve la oportunidad de cononcer la vida cultural de Madrid. Podía participar en recepciones y encuentros. Conocí mucha gente que me entendía perfectamente. Es increíble que un artista pueda leer los pensamientos de otro artista sin ninguna palabra. Aúnque estaba muy feliz y sentía que había encontrado mi lugar en el mundo, muy pronto me dí cuenta que para obtener éxito tenía que practicar mucho. Por eso decidí participarse en el concurso de la pintura convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Real Academia de Bellas Artes 
de San Fernando
        

           Estaba determinado a ganarlo y por eso me preparé más de dos meses. Tenía muchas ideas que intentaría realizar. Quería introducir nuevos métodos en la pintura. Cuando la Academía anunció los resultados, durante mucho tiempo no pude aceptar que no me dieran la oportunidad de estudiar en esa escuela. Anton Raphael Mengs, el director de la Academía en aquel tiempo, decidió que mis pinturas y mi talento no eran suficientes para un lugar como Academía de Bellas Artes. Dijo que su escuela era un lugar sólo para los escogidos y yo como hombre de a pie no tenía nada en común con los verdaderos pintores. Sus palabras fueron como  espadas que alguien clavara en mi corazón. Pero la verdad es que él no me entendía. Su éstilo clásico no aceptaba ninguna innovación. El representaba el mundo con mucha fidelidad y necesitaba estudiantes que imitaran su estilo. Como no veía otra oportunidad, tres años después decidí participar en ese concurso una vez más y una vez más fui derrotado. ¿Como podía imaginar que Francisco, un hombre de campo iba a estudiar en una escuela tan renombrada? Ramón Bayeu, el hombre que ganó ese concurso y empezó a asistir a la Academía, era uno de los hermanos de Francisco  Bayeu, un miembro del jurado. ¿Qué significa el talento en comparación con el nepotismo? Lo peor era que no podía hacer nada. Sólo podía tener la esperanza de que  la vida escribiera  un guión inesperados y algún día yo también pudiera obtener mi oportunidad.


         

Giambattista Tiépolo y la glorificación de la monarquía

           José me introdujo al entorno artistico. Pase momentos muy alegres junto a los hermanos Giandomenico y Lorenzo los hijos de Giambattista Tiépolo. Aunque ellos eran casi diez años mayores eramos muy buenos compañeros y teníamos muchos temas para hablar. Me interesaba todo sobre Italia y también sobre El Palacio Real. Ellos me prometieron? que un día podríamos ver sus padre trabajando allá. 

           Recuerdo ese día muy bien..Llegando al palacio me encontré de repente con una visión maravillosa. Sobre la verde alfombra de los jardines, apareció, sólida, la fachada oeste del Palacio Real. El verde de los jardines   y  el azul del cielo subrayaron el tono blanquecino de los muros del palacio, construidos con granito y piedra blanca de Colmenar.

Palacio Real         
             La visita al palacio empezó del Salón de Alabarderos, una de las salas que muestra más riqueza. Gian Battista Tiépolo en los muros realizó varias pinturas de carácter mitológico: representación de Eneas según el texto de Virgilio. La siguiente estancia era el Salón de las Columnas, con magníficos tapices y una excelente bóveda pintada por Giaquinto, devocionado a Apollo. El sol anima a las fuerzas de la naturaleza.

           Finalmente llegamos al Salón del Trono donde aquel día trabajaba el padre de mis compañeros. Aunque los frescos no estaban terminados, ya se veía que esto iba a ser una obra realmente espectacular.
Era una composición aparentemente sin orden ni conexión en la que se juntaba una multitud de elementos.No solo esto era característico de su autor además sus innovadoras perspectivas, que dejan a los personajes flotando sobre nuestras cabezas. Se consiguió un ilusionismo visual  de enorme efectismo porque pareciera que los muros se abren hacia el cielo en un tunnel, que maravilla a los ojos. Pero eso no es todo en Tiépolo. Hay que mencionar también sus otras características como la intensidad de los colores venecianos y el brillo parecido al cristal y por el ultimo el único tratamiento de la luz.

El fragmento del techo en Salón del Trono

            Tiépolo hizo un descanso para mostrarme sus bosquejos y contarme de la obra y su simbolismo. En el centro se situaba el trono español protegido por Apolo y Minerva, así como por representaciones de las Virtudes. La representación de monarca era rodeado de símbolos de las distintas regiones de la Península, las bellezas oceánicas, indios de América, la gente de pueblo, animales exóticos, conquistadores, etc. El objetivo de todo el fresco era la glorificación de la monarquía y del soberano. No se si alguien podía hacerlo en la manera más espectacular que ese pintor veneciano.

         En el Palacio Real encontré la inspiración que buscaba por tanto tiempo. Tiépolo influyó en mi percepción de los colores, perspectivas y mis futuras obras.

Las maravillas de Madrid

           No estoy seguro cuantos días viaje en un carruaje hasta que finalmente llegué a Madrid. Al principio quería encontrar nuevas inspiraciones, conocer la ciudad con todas sus maravillas, monumentos, palacios y obras. Como José tenía otras obligaciones mucho tiempo pasé recorriendo sus calles.
           Recordé que mis primeros pasos dirigí hacia a La Plaza Mayor que era sin duda la más bella plaza de Madrid, por su armonía y por la proporción de sus casas, que conforman su estructura. Me enteré que esta impresionante plaza había sido el escenario de muchas de las páginas de la historia española desde que Felipe II la convirtió en la sede de la Corte en 1561, a través de las fiestas por la beatificación de San Isidro en 1620, hasta las proclamaciones de reyes, autos de fe o ejecuciones, sin olvidar las fiestas de toros y de cañas.
           No pude perder la ocasión de ver otro monumento impresionante al que un día iba José. Por más o menos dos horas viajamos al noroeste de la capital, a la ciudad de San Lorenzo de El Escorial, en la Sierra de Madrid. Allá estuvo el Monasterio de San Lorenzo El Real, conocido también como El Escorial, que era un lugar donde se reúnen: monasterio, iglesia, palacio y panteón real. Cuando estuve ante su fachada, a mis ojos era difícil abarcar esa gran monumentalidad.
            Intentaba evitar los problemas y las zonas más oscuras de la ciudad y no mezclarme en asuntos de la otra gente.

Plaza Mayor

La juventud es una época de cambios rápidos


            No veía otra manera de solucionar mis problemas que irme de Zaragoza. Entre los pintores se hablaba mucho de un concurso de pintura convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Lo ví como una gran posibilidad de desarrollo artístico y de lograr reconocimiento y prestigio.            Algunos de los pintores jóvenes con los que compartí el primer maestro, José Luzán ya se habían ido a Madrid. Lo aproveché y entablé contacto con mi coetáneo José Boratón. En una carta le dije que iba a Madrid y necesitaba un lugar para quedarme algunos días hasta que no encontrara algo. Desgraciadamente no podía esperar a su respuesta a causa de mis conflictos con unos tipos sospechosos. Informé a mi maestro de mis planes repentinos. El teniendo en cuenta mi carácter y comportamiento no se sorprendió pero tampoco estaba contento. En aquel tiempo lo dejaron algunos estudiantes talentosos así que antes de mi viaje me propuso que sí quería podía regresar a su Academia. Estaba tan seguro de mis capacidades que le rechacé poco amigablemente.
           Esperaba al viaje a Madrid - la capital de España y el centro de la vida artística del país. Allí trabajaban pintores de diferentes países de Europa, para que les enseñaran los mejores maestros y llegaban  pintores jóvenes, que como yo querían ampliar conocimientos y perfeccionarse. Recordé que tenía muchas esperanzas depositadas en Madrid. 

El que no aprende de sus errores está condenado a repetirlos

 Ayer mi hijo me preguntó si habían habido cosas o hechos en vida de los que me arrepentía. Tengo  que admitir que nunca pensaba en eso. Y que en verdad, por supuesto habían algunas situaciones en mi vida que, desde la perspectiva de los años, intentaría solucionar de diferente manera.           
El período que definitivamente quiero borrar de la memoria es un tiempo que pasé en en Zaragoza cuando estudiaba en  la Academia de Dibujo. Es verdad que la escuela no contribuí a mi desarrollo, pero por otro lado, pienso que yo tampoco hice mucho para ampliar mi talento. Mi conducta y algunos algunos extravíos influyeron opiniones negativas sobre mí. Muchas personas me criticaban porque pensaban que subestimaba la oportunidad que me había dado padre Salcedro. Pero la verdad era diferente. Por supuesto estaba agradecido a todas las personas que querían ayudarme, pero Zaragoza no era un lugar para mí, por lo menos no la Zaragoza que me enseñaban los tutores.  No me gustaba pasar tanto tiempo en los salones de Academia, era símplemete una pérdida del tiempo. La ciudad me tentaba de muchas otras maneras.

 Cada día mis amigos y yo podíamos participar en fiestas públicas en las calles, que se distinguían por la variedad de los colores, sonidos y olores. Luego visitábamos las tabernas que eran los centros de la vida social en Zaragoza. Cuando entramos a una lo único que podíamos ver era el humo del tabaco. Pero por cada minuto empezamos a advertir la magia de esos lugares. Unas caras risueñas, unas  canciones populares y vino todo eso creaba la atmósfera de feliz y despreocupación. Pero lo que más me ha grabado en la memoria fue la corrida . En Zaragoza encontré  todo lo que yo adoraba en ese espectáculo- la rivalidad, el riesgo y la sangre.   

Plaza del mercado en Zaragoza
Pero aunque hubo momentos que ahora puedo recordar con mucho gusto, este período de mi vida no era muy glorioso. Como estaba muy joven y no tenía ninguna experiencia,  me sentía totalmente perdido en esa ciudad tan amable, que por un lado estaba lleno de colores y sentimientos pero por otro lado escondía muchos peligros. Recuerdo que en ese periodo vivía como en un sueño. Bebía mucho alcohol y por eso me metía en peleas regularmente. Malgasté tanto tiempo, en el que pude haber trabajado y desarrollado mis competencias, participando en las fiestas y gastando mis esfuerzos para en conflictos absurdos. Además nunca aprendí de mis errores y como tuve muchos conflictos con personas muy influyentes, estuve obligado a huir de Zaragoza. Después de esa historia pude empezar una nueva etapa, desgraciadamente tampoco no sabia aprovechar mi experiencia.